¡Por fin lo tengo en mis manos! La película "Il buono, il brutto, il cattivo" está descatalogada en grandes almacenes, eso era muy jodido ya que forma parte del Olimpo del Cine. No obstante, el periódico, cosa que no quiero publicitarle, no es egoísmo pero, simplemente, no quiero y ya está, regalaba una película por cada sábado una película del western y tocaba "Il buono, il brutto, il cattivo". No me lo creí al verlo...
Era un sábado... un simple sábado... difícil de olvidar ese día porque la película invadía mi casa y mi pensamiento, lo único que quería hacer es reproducirla ipso facto y disfrutar del buen cine. Enorme Sergio Leone, magistral Ennio Morricone, desconocido y sorprendente EliWallach, joven y prometedor Clint Eastwood, frío y temible LeeVan Cleef. Un reparto de lujo.
| Qué caratula más fea la derecha, y es la misma en mi DVD... |
¿Qué es lo que tiene esta película? Muchísimo. Además esta película, para Tarantino, es la mejor de la historia del cine. Se nota su influencia en sus películas. Yo no sabría describir lo magistral que es este filme pero muchos sí lo saben, a continuación pondré las mejores críticas votadas por los usuarios de FilmAffinity, red social sobre cine, dió un 8.2 la peli.
Mi película favorita de mi director favorito protagonizada por mi actor favorito. No puedo pedirle más. El mejor western jamás filmado. Obra maestra indudable. Y todo ello, no siendo más que lo que era el cine del genio italiano: una ensalada de tiros.
A esta película es muy difícil buscarle fallos. Es un compendio de virtudes que van desde la dirección, hasta la interpretación, pasando por la fotografía, y cómo no, la música. Todo ello pasando por la parte más elemental del cine de Leone: la ambición desmesurada por el dinero. Este es el epicentro de un guión genial: encontrar un tesoro cueste lo que cueste, sin importar a qué o a quién hay que matar.
Sus personajes son una especie de estereotipación de los clásicos protagonistas de los westerns, sólo que aquí la línea que separa a uno de otro nunca está clara. El bueno mata, el feo mata, y el malo mata. Como todo personaje leoniano, estos tres se guían por el instinto humano de supervivencia, o ellos o él. Quizás con respecto a sus otros westerns, observamos una diferencia con el personaje de Tuco. Mientras Sentencia y Rubio viven el presente, puesto que no tienen pasado ni futuro, conforme pasa la película, nos damos cuenta de que tiene unos demonios interiores que despierta su hermano, el monje Pablo Ramírez. Un pasado trágico que fue lo que le condujo a ser un pendenciero. Y realmente, el propio Tuco es quien se gana las simpatías del espectador por su carácter bufonesco: "Me gustan los tipos grandes como tu, por que hacen mucho más ruido cuando caen "
La película es también una ácida crítica a la guerra. Tanto unionistas como ocnfederados son presentados como vulgares maltratadores, y cabe destacar el papel de Sentencia, como soldado unionista. presentados siempre como los buenos, pero que aquí son meros maltratadores. Una escena particularmente bestial es cuando Tuco y Rubio van por el desierto y ven muchos cadáveres, y dice Rubio: " Cuanto muerto por nada ", dejando claro que para él lo único que importa es el dinero.
Algo que dice Tarantino acerca de esta película es que la escena del duelo es la mejor dirigida de toda la historia del cine, algo que comparto con él. Durante 3 minutos, únicamente vemos a 3 hombres mirándose, con nerviosismo, miedo o la más absoluta frialdad, todo con un montaje perfecto. Hasta que todo se resuelve con un mero disparo. La música de Morricone es genial durante toda la película, pero particularmente en el duelo final adquiere un ritmo casi hipnótico.
El mejor western jamás realizado, aunque sea odiado por lo más clasicistas.
El rubio (Clint Eastwood, ‘el bueno’), Tuco (Eli Wallach, ‘el feo’) y Sentencia (Lee Van Cleef, ‘el malo’) forman parte desde hace mucho tiempo de ese particular Olimpo del spaghetti-western en el que habitan, entre otros, por tipos tan duros como Harmonica, Frank, Cheyenne, Django o el Chuncho.
Leone los concibió personalmente y como si de ‘Saturno devorando a sus hijos’ se tratara, intentó sacrificarlos en los títulos de crédito de “Hasta que llegó su hora”. Por suerte o por desgracia, fracasó en su empeño.
En su lugar murieron Jack Elam, Woody Strode y Al Mulock. El bueno, el feo y el malo sobrevivieron y cuenta la leyenda que su espíritu perdurará eternamente en el desierto de Almería.
El gran Sergio clausuraba con esta obra maestra su trilogía del dólar antes de darle un sublime carpetazo al spaghetti con una peli, si cabe, aún mejor: “Hasta que llegó su hora”.
Nunca me cansaré de ver esta auténtica lección de cine. Porque lo tiene todo. Absolutamente todo.
El italiano nos coge de la pechera y nos hace morder el polvo desde el primer momento. Nos pone a prueba con esos dilatadísimos silencios. Con ese ritmo ceremonioso. Nos obliga a escuchar el tintineo de las espuelas, el ulular del viento del desierto, el áspero raspado de un fósforo. Y si nuestro corazón aún no palpita lo suficiente, si aún no nos sudan las palmas y no se nos eriza el vello de puro pánico ante el careto de Sentencia, ahí interviene Don Ennio. Morricone es un monstruo y su música nos hace levitar corroborando la tremenda importancia que tienen los códigos extracinematográficos, habitualmente ninguneados ante la poderosa hegemonía de la imagen.
Su banda sonora es tan genuina y magistral como esos primerísimos planos de rostros sudorosos y mal afeitado, como la inimitable liturgia de un duelo, como la violencia explícita que exuda cualquier partitura leoniana. Ni más, ni menos.
Tal vez los tres tenores de Leone no posean la complejidad y la riqueza psicológica de Harmonica, Frank o Cheyenne, pero muy pocas veces tendremos ocasión de ver juntos a tres auténticas aves rapaces del western, tres legendarios fantasmas capaces de mantener el espíritu del spaghetti hasta el fin de los días.
Sencillamente irrepetible.
Última entrega de la espléndida trilogía con que Leone dicen, reinventa el concepto del cine del oeste a mediados de los sesenta, y a la que debemos el nacimiento del soberbio trio de profesionales, (actor, director, compositor) que juntos primero y cada uno por su lado más tarde dejarían una imborrable huella en la historia de la cinematografía. Pese a las dos horas y media de duración al film no le sobra ni un solo fotograma. Todo el está salpicado de humor negro, (generalmente de la mano del magnífico Eli Wallach), miradas capaces de hablar por si solas, momentos de acción y comentarios ingeniosos; y aun así tiene tiempo suficiente para retratar el drama de una guerra de secesión, donde la miseria moral, se reparte a partes iguales entre yankees y sudistas. La cinta está llena de planos generales bellísimos, textura de época, estética detallista, y una fotografía de primer nivel; si a esto le sumamos la inmortal partitura de un Morricone en estado de gracia, vamos entendiendo el porqué un western tan distinto, aparece junto a los de monstruos como: Ford, Hawks, Mann, o el propio Eastwood. En contadas ocasiones se ha visto que una banda sonora haga crecer tanto a una película como en el caso que nos ocupa; el grado de complicidad y de conocimiento entre estos dos talentos (Leone, Morricone) desde que fueran compañeros de colegio, es la baza que más juega a favor de esa circunstancia. El tema principal ya es él solito sinónimo del Western por excelencia. La originalidad del arreglo final, mezclando el estribillo clásico con el graznido de los cuervos, (en clara alusión al carácter carroñero del trío de personajes principales), demuestra el nivel de matices al que es capaz de llegar el maestro romano. Aunque catalogado de western, el film trasciende sin embargo esa frontera; la proyección que Leone da a la historia, la convierten en uno de esos clásicos intemporales de notable influencia para nuevos creadores. Basta recordar la secuencia del duelo a la mexicana, obvio homenaje posterior de Tarantino a uno de los finales mejor filmados de la historia del celuloide.
Magnifico. Estas críticas son suficientes como para apreciar y valorar esta influyente, casi perfecto, original película. Pero voy a añadir lo que no han añadido las anteriores críticas: el tgran de la fotografía y el lugar de rodaje, en su mayoría se rodó en Almería y en alguno lugares de España, como en la escena final, se rodó en Burgos. Aquí y aquí os informará sobre los lugares que rodaron.
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| No tiene precio esta foto, un guardia civil con Van Cleef y Eastwood |
Por último, escena final de la película. No miréis si no visteis antes la película.
Fdo. Manu, sin palabras al ver la película.




